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La universidad y las múltiples sexualidades...

La escuela es el germen de la homofobia

Parejas homosexuales o parejas patrimoniales?

Relación hombre-feminismo

Anarquía sexual

Mi casa era un cuartel militar...




LA UNIVERSIDAD Y
LAS MULTIPLES SEXUALIDADES

E IDENTIDADES DE GÉNERO

 

Ponencia a presentar en el precongreso de la ACEU –Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios – Sur Occidente.

 

Elaborado por

Juan Carlos Montoya Blandón

Jenny Esperanza Torres Martínez

 

Es necesario hacer un análisis critico, objetivo y constructivo de la universidad, el por qué y para qué de la universidad, cuál es su verdadero papel en la sociedad y para la sociedad. Un papel verdadera y comprometidamente transformador; es por ello que la universidad debe pensarse no solo como el  pilar académico de la sociedad moderna, sino, como un espacio que busca la formación integral de sujetos y sujetas comprometidos y comprometidas con el desarrollo  y la transformación de las actuales y futuras condiciones  precarias de nuestros pueblos y nuestras gentes. Así pues, es necesario adelantar desde la universidad procesos verdaderamente democráticos e incluyentes frente a las diferentes expresiones y visiones de vida que se dan no sólo en la sociedad ajena a los espacios académicos sino también en las mismas aulas del alma mater, en sus pasillos, en sus espacios de recreación, en sus cafeterías, en sus baños, etc.… expresiones que desde lo particular de cada uno o de cada una constituyen proyectos de vida dispares en cuanto se presentan diferentes visiones del mundo, así pues en la universidad se encuentra todo un abanico de diversidades desde lo étnico, lo cultural, lo social, lo político, lo religioso… mestizos y mestizas, indígenas, afrodescendientes, discapacitados y discapacitadas, laicos, católicos, cristianos etc.… deben configurar desde si, y desde sus particularidades participación universitaria, ya que es importante reconocer que todos y todas somos potenciales transformadores de la sociedad.

 

Pero, y ¿Sí la universidad es un espacio que busca la transformación de las condiciones de la sociedad cuál es el papel que ha jugado ésta en la inclusión, respeto, reconocimiento de las personas con orientaciones sexuales e identidades de genero salidas de las normativas socioculturales? ¿Cuál es y cómo es nuestra participación en la universidad? ¿Qué aportes recibimos de la universidad los y las estudiantes LGBT?

 

Debe reconocerse que la universidad como un proyecto social ha sido pensado por y para los heterosexuales y las heterosexuales, lo cual ha imposibilitado el desarrollo armónico de lo que debe ser la universidad para lesbianas, gays, bisexuales y trans, teniendo en cuenta que todas las orientaciones sexuales e identidades de genero convergen en un mismo espacio.

 

La universidad ha invisibilizado cómo nosotros y nosotras visionamos y pensamos la transformación y el desarrollo de la sociedad misma, una sociedad pensada de manera abiertamente incluyente y participativa, una sociedad que no este viciada de relaciones de poder dicotómicas donde opresores y oprimidos configuran las dinámicas del mercado, del estado, de la sociedad en sí…  

 

¿Por qué pensarse la universidad desde una perspectiva de múltiples sexualidades e identidades de género?

 

La respuesta obedece a que la universidad como un territorio de construcción del  conocimiento y de sujetos y sujetas integrales no puede desconocer los múltiples y diversos elementos constitutivos de las complejas identidades que encontramos al interior de esta. La sexualidad y la identidad de género hacen parte fundamental de la construcción de nuestra identidad como individuos sexuados y políticos, pues estas son el pilar fundamental de las reivindicaciones de nuestros derechos y deseos, es también en donde se empiezan a construir nuestras subjetividades.  

 

Sí la universidad se nutre de distintas orientaciones sexuales e identidades de género, se hace imprescindible que dicho ente socializador, quien proyecta y legítima acciones y omisiones, empiece un proceso transformador y reivindicador de los imaginarios y las cargas simbólicas negativas que se mueven alrededor de las diferentes sexualidades

 

Las diferencias en razón a como nosotros y nosotras percibimos el mundo, las relaciones interpersonales, como nos relacionamos con el otro o la otra, como visionamos la sexualidad, como visionamos la construcción de una nueva sociedad pensada a partir de las diferencias y necesidades de todos y todas hace que se requiera la deconstrucción de las jerarquías patriarcales que han regido y han estructura la universidad tal como la conocemos.

 

¿Cuáles son las necesidades de las personas LGBT en los espacios que se desarrollan al interior de la universidad?

Teniendo en cuenta la construcción de sujetos y sujetas integrales, se debe incluir y visibilizar la perspectiva de género y diversidad sexual en los diferentes espacios y programas que se desarrollan al interior de esta.

 

Esta es la razón por la que, las universidades, en el reconocimiento a los derechos fundamentales de sus estudiantes, maestros y directivos, y el del papel que juega la identidad sexual en la construcción del ser humano como tal, debe posibilitar en sus espacios la creación y consolidación de procesos y organizaciones fundamentadas en las múltiples sexualidades e identidades de genero, ya que para la ciencia y la institución universitaria, que en ella se rige y que la produce, es evidente que todo ser humano es un ser sexuado, además de persona, ciudadano y sujeto de derechos.

 

Como lograr que la Universidad empiece a dar pasos en el reconocimiento de las múltiples sexualidades e identidades de género:

 

         Creación de grupos de apoyo, estudio e investigación relativos a la sexualidad y las cuestiones del genero

 

         Seminarios y cursos que integren los programas de formación académica de los estudiantes, por ejemplo: teorías de genero, feminismo, nuevas masculinidades, teoría queer, avances en la legislación sobre derechos de personas LGBT, salud sexual y salud reproductiva para personas LGBT, un largo etc.

 

         Capacitación en valores y respeto de los derechos humanos haciendo inclusión de las minorías sexuales para los y las docentes, administrativos y personal que trabaje en la universidad.  

 

         Que las organizaciones estudiantiles acogan las apuestas y demandas de las personas LGBT, así como que las personas LGBT se integren a las organizaciones estudiantiles de manera activa

 

         Como la diversidad sexual es probablemente una de las situaciones por las que ciertos estudiantes no son aceptados por sus compañeros y compañeras, y en muchos casos por docentes y directivos, se hace necesario que la institución universitaria cree condiciones para que la convivencia en su interior sea respetuosa y democrática.

 

         Discriminación positiva: En el desarrollo de sociedades verdaderamente democráticas es necesario adelantar acciones que busquen la inclusión social de sectores históricamente vulnerados. Lesbianas, gays y bisexuales participamos de las dinámicas académicas de la universidad, pero es necesario que la universidad abra espacio a que aquellos y aquellas con una identidad de genero diversa, es por ello que la universidad debe facilitar el acceso a la educación superior a personas trans.

 

Para concluir este pequeño esbozo que pretende contextualizar la posición y las condiciones reales de la población  LGBT en la Universidad, hacemos un llamado a la reflexión profunda de nuestras problemáticas, lo que permitiría una universidad incluyente, democrática y reconocedora de la realidad del otro y de la otra.

 

Por todo lo anterior, y frente al régimen imperante que genera crecientes desigualdades se hace necesario que la igualdad de genero, el respeto, la  solidaridad, la integración y sobretodo la búsqueda de elementos unitarios, se constituyan en armas indispensables a la hora de propender por la concesión de las diferentes luchas que se libran dentro de los campos universitarios en la búsqueda indeclinable de una universidad para la democracia.

                                                      
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La escuela es el germen de la homofobia (*) 
                           

Por Juan Carlos Montoya Blandón

...Me quebrante de manera casi instantánea y me encontré sumido en un llanto desconsolado, profundamente ahogado en un enojo vehemente contra lo que veía en el noticiero (**) y no podía entender… Mis sentidos se llenaron de una indescriptible indignación al percibir un nivel tan alto de discriminación y falta de respeto frente a las dos alumnas del Colegio Leonardo da Vinci de la ciudad de Manizales que fueron recibidas con gritos y pancartas de rechazo al regresar a matricularse al establecimiento educativo donde, después de que por años venían adelantando todo su proceso formativo, les fue negado el cupo por parte de las directivas de la institución luego de que estas se declararan públicamente lesbianas. Con la compañía de sus madres y padres, de la defensoria del pueblo que les presto asistencia y acompañamiento legal, y con fallo de tutela en mano, llegaron a la institución las dos jovencitas luego de que un juez de la república fallara en primera instancia a favor de estas y tutelara su derecho fundamental a la educación.

¡No las queremos! ¡No las queremos!” gritaban enérgicamente cerca de 700 estudiantes del Colegio Leonardo da Vinci como forma de rechazo a sus dos compañeras lesbianas. La escena me era tan homofóbica como inconcebible; ver a todo el estudiantado de un colegio femenino, cientos de niñas de todas las edades, levantadas en voces en contra de que dos de sus compañeras regresaran a las aulas de clase después de haber sido discriminadas por el hecho de que tuviesen una orientación sexual distinta a la heterosexual. Pareciera pues, una escena sacada de una de las más aterradoras y espeluznantes pesadillas que jóvenes homosexuales tenemos frente a nuestra orientación sexual; ser rechazados o rechazadas en nuestros espacios de interacción social, y de mayor peso y preocupación cuando se trata de la escuela o el colegio, espacio que nos pensamos como nuestro segundo hogar, espacio donde nos construimos como seres humanos y nos encontramos por primera vez a explorar el conocimiento, donde nos reconocemos frente a los demás y las demás y nos encontramos con el otro o la otra a través de diferentes experiencias… 

A pesar de que existan precedentes de fallos de tutela amparando el derecho a la educación y al libre desarrollo de la personalidad a personas que en algún momento les fue negado el acceso o la continuación en un establecimiento educativo por su orientación sexual o identidad de género, no es extraño que en Colombia las personas LGBT aún sigamos siendo objeto de discriminación, vulneración y negación de nuestros derechos en las instituciones educativas. Así pues, malos tratos, expulsiones, rechazos, negación de la matrícula, manuales de convivencia que establecen la homosexualidad como causal de mala conducta e indisciplina, son entre muchas, algunas de las expresiones homofóbicas que se desarrollan y reproducen de manera sistemática en la escuela. La tutela ha sido y es el único mecanismo de defensa judicial que personas LGBT podemos accionar para defendernos contra atropellos como estos, así pues, podría afirmarse que en Colombia es inconstitucional la discriminación por orientación sexual o identidad de género y cuando se este frente a una vulneración relativa a expresiones homofóbicas como estas, se puede accionar a través de este mecanismo legal el amparo a nuestros derechos fundamentales. 


Pero
a más de esto, es importante reflexionar frente a otro de tantos problemas, y es aquel que radica en que la protección de nuestros derechos, en este caso a la educación y al libre desarrollo de la personalidad, no se configura como una garantía o amparo integral ni se restituyen en gran medida todos nuestros derechos, ya que la solución que se da en estos casos se limita a que se reintegre al estudiante o a la estudiante al mismo ambiente o espacio que un principio lo vulnero y violentó, sin que se hayan dado en el mismo verdaderas transformaciones y/o existan garantías para que no se vuelvan a dar repeticiones o violaciones frente al estudiante o la estudiante por razón de su orientación sexual o identidad de género. Es por ello que es más que necesario que la doctrina que afirma como inconstitucional la discriminación por orientación sexual o identidad de género en los espacios educativos, tome fuerza de ley y se ejecute a través de acciones y políticas del gobierno nacional y locales. Lamentablemente por el momento y en el caso de facto, las dos alumnas regresaran al colegio que en un principio las discriminó y tendrán que sobrevivir en este ambiente hostil donde muy seguramente continuaran siendo invalidadas e irrespetadas, así sea de manera sutil, por su condición sexual. 

Ahora bien, si la homofobia responde y es resultado de la falta de conocimiento y educación sumado a la ignorancia popular y los prejuicios heterosexistas, hoy reafirmo lo que alguna vez pensé en mis épocas escolares;
La escuela es el germen de la homofobia. Y lo expreso así por que entiendo la homofobia en la escuela como el principio u origen de esta forma de aversión social; una aversión que configurada desde la ignorancia y los prejuicios se reproduce no solo desde y en las instituciones educativas sino que permea profundamente en el desarrollo de los jóvenes y las jóvenes estudiantes. Es triste pues, ver como las cerca de 700 estudiantes de este plantel educativo ejerciendo desvirtuadamente el derecho a la protesta, sean capaces de pensarse válido el hecho de reaccionar de manera abiertamente discriminatoria contra sus dos compañeras por que son lesbianas. Cabe recordarle a las directivas del colegio que no impidieron el desarrollo de esta protesta, a las cerca de 700 alumnas del Colegio Leonardo da Vinci organizadas reaccionariamente y a los lectores y lectoras en general, que la protesta bajo ninguna forma debe responder ni configurarse alegando razones inválidas o criterios inconstitucionales, como en este caso lo fue, una protesta hasta desvergonzada y abiertamente discriminatoria por razones de orientación sexual, una protesta encubierta bajo el alegato de apoyar la decisión primera de las directivas de no dejar matricular a sus dos compañeras por ser lesbianas y de rescatar la supuesta “reputación” del colegio.

Así pues, es evidente que el sistema educativo en Colombia requiere de transformaciones profundas en su diseño y ejecución. Las políticas educativas deben ser formuladas y proyectadas pensándose la escuela como un espacio donde se forman a los hombres y mujeres del mañana, donde se forman a aquellos y aquellas que definirán y transformaran la sociedad del futuro. Una sociedad que desde lo material (no solo desde lo formal como la actual) sea verdaderamente pluralista y democrática, inmensamente incluyente y respetuosa de las diversas expresiones de sus ciudadanos y ciudadanas. La educación en Colombia pues, requiere ser pensada y desarrolla con un enfoque de género y diversidad sexual que logre la formación de hombres y mujeres, construidos y construidas desde la integralidad, respetuosos y respetuosas de toda proyección de vida sexual independientemente de que sea homosexual, bisexual, heterosexual o transgenerista. 

Ya para terminar quisiera anotar que desde lo personal me parece injusto (y hasta deshonroso) pensar que esta institución de la capital del departamento de Caldas pueda llevar el nombre de uno de los maestros más grandes del renacimiento; Leonardo da Vinci, quien no solo fue famoso por ser pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico, sino además, por ser homosexual… Y sí, supongo que a veces, la vida misma es irónicamente homosexual, y también, a veces, irónica y tristemente homofóbica…

(*) Entiéndase la palabra –homofobia- como el odio, rechazo o violencia contra Lesbianas, Gays, Bisexuales y personas Trans.

(**) Noticia emitida en el Noticiero de las 7 p.m. del Canal Caracol el 25 de Abril de 2008.

  

 

 

   
     ¿Parejas homosexuales o parejas patrimoniales?

Por Juan Carlos Montoya Blandón

 

Recientemente se celebro en Colombia el primer aniversario de la sentencia C-075/07 de la Corte Constitucional Colombiana que reconoce derechos patrimoniales (y progresivamente de seguridad social / salud y pensiones) a las parejas del mismo sexo. Un fallo histórico en Colombia que dio –limitadamente- vida jurídica a las parejas homosexuales. Este fallo por demanda de inconstitucionalidad de los artículos 1 y 2, parciales, de la Ley 54 de 1990 modificada por la Ley 979 de 2005 (leyes que definen las uniones maritales de hecho y el régimen patrimonial entre compañeros permanentes) fue producto de la iniciativa jurídico-académica adelantada por Colombia Diversa con la asesoría y el acompañamiento legal del grupo de Derecho de interés público de la Universidad de los Andes.
 
La decisión del máximo órgano constitucional garantizó única y limitadamente derechos patrimoniales a las parejas del mismo sexo, a aquellas parejas que tienen una comunidad de vida permanente y singular. Y aunque de manera aparente podría pensarse este desarrollo jurisprudencial como un gran paso en la (re)construcción de un ordenamiento jurídico mucho más democrático, abierto e incluyente con las mujeres lesbianas y bisexuales, hombres gays y bisexuales y personas trans que mantienen relaciones de pareja –del mismo sexo- de manera estable y comprometida, es más que necesario hacer un juicio crítico frente al desarrollo y garantía de los derechos patrimoniales de las parejas homosexuales en razón a esta sentencia así como clarificar los reales y minimizados alcances de la misma y el restringido reconocimiento que aún se hace en Colombia de los derechos de las parejas conformadas por personas del mismo sexo.
 
Debe anotarse que la demanda buscaba el reconocimiento de igualdad en derechos para las parejas homosexuales con respecto a las parejas heterosexuales. Es decir, que se reconociera jurídicamente a las parejas del mismo sexo como uniones maritales de hecho y por tanto como compañeros/as permanentes y estas fueran titulares de los mismos derechos que las parejas heterosexuales.
 
 Así pues la demanda fue planteada alegando discriminación de las parejas homosexuales en varios temas de materia civil; por tanto y reconociendo los amplios alcances que debe tener la expresión efectos civiles se encuentra que la sentencia debía de dar alcance a la solución de diversas problemáticas de orden legal como el que las parejas homosexuales fuésemos amparadas por la protección alimentaria o que el régimen de afectación a vivienda familiar permitiera que como parejas homosexuales pudiésemos gozar de este beneficio de inembargabilidad. Así también en materia de contratos y adquisiciones de seguros a que como parejas homosexuales no se nos negara esta posibilidad jurídica o respecto de los efectos migratorios se diese el reconocimiento de los derechos de ingreso, de residencia, de nacionalidad etc. Esto por nombrar algunos efectos civiles.
 
Así mismo la sentencia no debía limitarse a lo civil sino hacerse extensiva a otros ámbitos del derecho como en materia penal por ejemplo a que la regulación frente a la violencia intrafamiliar tuviese aplicación en el caso de que si fuésemos agredidos o agredidas por nuestra pareja pidiésemos acceder a la protección especial que el legislador creo para la familia y en materia procedimental a que las personas homosexuales no estuviésemos obligadas a denunciar o incriminar a nuestra pareja desconociendo de esta manera el alcance de la ley 906 de 2004 que establece que ninguna persona esta obligada a denunciar o incriminar a su compañero o compañera permanente y otras materias y asuntos que por cuestiones de especialidad no voy a hacer mención.
 
Pese a lo anterior, la sentencia desarrolló y centró el problema de discriminación contra las parejas homosexuales en un terreno netamente económico, no se abordó la problemática desde la desigualdad frente a las parejas heterosexuales en materia de efectos civiles y extensivos a otros ámbitos del derecho como fue planteada por parte de los accionantes. Así pues la Corte Constitucional de manera estratégica y “sutilmente” prejuiciosa redujo los efectos civiles y de otras áreas del derecho a un campo acotadamente patrimonial. Es debido entonces afirmar que la Corte Constitucional desconoció sin mayor preocupación el alcance que debe tener el reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo como compañeros/as permanentes reconociendo en una porción muy reducida los derechos que deberíamos tener como parejas.  
 
Supongo que de alguna forma es importante reconocer este supuesto avance jurídico (especialmente por aquellas parejas homosexuales que cuentan con casas, carros, becas y cuentas bancarias) pero en lo personal afirmo rotundamente que como hombres y mujeres homosexuales inmersos e inmersas en relaciones de pareja –del mismo sexo- hemos sido reducidos y reducidas a un problema de orden económico dejando de lado los demás ámbitos jurídicos y derechos por reconocer. Así pues continuamos siendo esclavizados y esclavizadas a un régimen dictatorial condicionadamente heterosexista que nos reduce a parejas de ciudadanos y ciudadanas de tercera categoría en la medida en que nuestros derechos no son garantizados de manera integral y afirmativa por parte del Estado colombiano y sus supuestas instituciones democráticas.
 
Quisiera agradecer al Honorable Magistrado Jaime Araujo Renteria, quien no sólo me dio claridad con la lectura de su salvamento de voto frente a la decisión de esta sentencia sino especialmente por que desde lo que leí en él y de él pude fascinarme con el formato de un hombre (heterosexual) verdaderamente comprometido con la igualdad y la inclusión en aras de la construcción de un verdadero Estado Social y Democrático de Derecho, reconocedor de la diversidad de expresiones sexo afectivas entre hombres y mujeres, entre hombres o entre mujeres en nuestro país.
 
Solo queda esperar que en el continuo desarrollo legal y jurisprudencial de nuestro país se perfilen decisiones verdaderamente progresistas y garantistas como las que alguna vez lidero el exmagistrado de la Corte Constitucional Carlos Gaviria; férreo defensor de los derechos de las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans. Queda esperar entonces a que nuestras instituciones se oxigenen un poco y pierdan esos aires derechistas que impiden el desarrollo abiertamente democrático de la sociedad colombiana. Se que muchos de nosotros y de nosotras soñamos con una Colombia pintada de diversidad sexual, espero que muchos y muchas me acompañen en gritos de liberación y exigibilidad de derechos;
 
¡Las parejas homosexuales no somos parejas patrimoniales!
¡No más aparentes y limitados progresos!
¡No más migajas!
¡Nuestros derechos LGBT no se negocian, se exigen y se reconocen!
¡Exigimos el pleno reconocimiento y garantía de nuestros derechos como parejas homosexuales!
¡Somos hombres que amamos hombres y mujeres que amamos mujeres!

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Relación hombre-feminismo

 Por Juan Carlos Montoya Blandón
 
En Colombia desde hace ya algunos años se ha desarrollado un movimiento feminista que actúa desde acciones pacifico-propositivas y que tiene ya una fuerte incidencia en la escena política. Es de anotarse que su articulación y el impulso de este se ha posibilitado no solo gracias a la movilización y concientización de millones de mujeres colombianas, sino a partir de grandes mujeres feministas quienes con una clara y resistente conciencia de género han empoderado y promovido las históricas y progresistas demandas de las mujeres, Esto sin contar de pleno con el apoyo y los aportes de hombres.
 
 Me pregunto entonces; ¿Que acaso el feminismo es un asunto limitado a las mujeres? ¿Son ellas y solo ellas quienes deben buscar la redefinición de nuestras sociedades de manera igualitaria y equitativa entre hombres y mujeres? Por mi parte considero que en el desarrollo de nuestra época que podría llamar “moderna”, la sujeta o el sujeto político del feminismo no debe ser unica y exclusivamente la mujer sino también el hombre sumado a estas luchas feministas, o mejor aún, el ser humano conciente de la necesidad de equidad de géneros para el desarrollo de sociedades integrales.
 
Pese a lo que cualquier mujer feminista radical llegase a pensar acerca de lo que voy a afirmar a continuación, como hombre gay me considero feminista, o mejor diré feministo, y esto en gran medida no solo desde mi razones políticas y por que dentro de mis luchas libertarias he abogado por el reconocimiento y la garantía de los derechos de las mujeres (entre algunos a la autodeterminación sobre su cuerpo, a la participación política de la mujer etc…), sino especialmente por que como hombre me he venido sumando al feminismo desde lo político-personal.
 
Mi apuesta ha sido a partir del masculinismo, o mejor quedaría escribir masculin-¿ismo?, como bien sea y para las que apenas y los que apenas empezamos a familiarizarnos con este termino que empieza a ser reivindicado, o mejor, intento empezar a reivindicar, podría entender y (re-)pensar el masculinismo –a partir de mi experiencia- como un proceso de expresión individual que he venido construyendo desde el cuestionar y criticar la masculinidad tradicional (la cual siempre he visto como una imposición social) y desarrollando desde mi conciencia, mi sexualidad y mi cuerpo nuevas maneras de ser y de pensarme hombre, esto en parte y a partir de la sensibilidad, de la capacidad para ser tierno, del amar a otros hombres, del rechazar toda forma de violencia y discriminación, del validar mis necesidades sexo-afectivas de manera (i)limitada, del no sobreponerme sobre la otra o el otro etc… Diré entonces que a partir de diversos espacios vengo promoviendo, de maneras alternativas, la transformación de lo socioculturalmente masculino, intentando lograr la deconstrucción de aquellas verticalizadas relaciones de poder que se han construido entre nosotros los seres humanos.
 
El pensarme masculinista entonces me ha dado herramientas para tener una visión mucho más amplia e incluyente frente a la necesidad de pensarnos las cuestiones del género como un asunto político-personal para la transformación y redefinición de nuestra estancada sociedad, claramente delimitada en un orden heterosexista y patriarcal.
 
Esta es pues una ligera apuesta que vengo haciendo desde mi experiencia personal, es decir desde mi cotidianidad, desde mi cuerpo mismo, pero que también deseo compartir y en especial invitar a que hombres -de todos los ordenes- nos sumemos no solo a la lucha feminista que es más que justa y necesaria sino también a que juntos demos pasos mucho mas vastos en la transformación y redefinición de la masculinidad, a la búsqueda y construcción de un concepto mucho mas amplio y plural, un concepto que ya no nos hable única y limitadamente de una figura rígida de macho fuerte, insensible y penetrador, sino a la definición de –ojala miles y millones- de conceptos y modelos del ser hombre donde todos podamos ser y pensarnos de múltiples y diversas maneras, donde nos podamos recrear con nuestras especificidades; masculinidades alimentadas y cimentadas a partir de lo particular de cada uno de nosotros, particularidades que se constituirían como caracteres contestatarios al rígido modelo de masculinidad que el mercado, el estado, la iglesia, la familia heterocentrada y muchas instituciones tratan de imponer sobre el cuerpo de todo aquel que nace con un pene.

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 Anarquía sexual

  
Por Elkin Andrés Naranjo Yarce
 
 Mi cuerpo, tu cuerpo, su cuerpo, si en realidad existe un límite, tendría que ser ese, el de los cuerpos, me refiero por supuesto al límite de la decisión y de la autonomía, no de un límite corporal de contacto, ni loco que estuviera. Sin embargo dudo mucho que en nuestra sociedad respetemos ese límite o lo que es peor sepamos de su existencia.
 
Los hombres heterosexuales, sin ninguna duda son dueños de sus cuerpos, ellos son libres sexualmente, sobre sus hombros jamás recaen  acusaciones morales e inclusive explícitamente se hace apología a su “hombría” y nadie jamás vulnera su libertad o cruza ese límite de autonomía, claro que existen excepciones. Por otro lado la gran mayoría de  mujeres heterosexuales jamás han sido dueñas de sus cuerpos, estos pertenecen a sus novios, esposos, padres e incluso hermanos, ellas no han sido, ni son libres sexualmente, es más, me atrevo a decir que muchas no son siquiera un actor activo del sexo, aunque deberían ser una actriz activa, pero para eso aún falta, a ellas se les ha condenado a reproducir nuestra especie, amamantarla y limpiarle la mierda, literalmente. Sus cuerpos pues nos pertenecen a todos, pero yo renuncio a poseer el cuerpo de otro u otra de esa forma dominante y prefiero disfrutarlo y compartirlo en el amor, en las afectividades y en la intimidad del disfrute consiente-sexual.
 
Por otro lado estamos los hombres gays, las mujeres lesbianas, los hombres trans y las mujeres trans y todas aquellas personas que se identifiquen de alguna otra manera diferente a la heterosexual, tod@s nosotr@s ni siquiera tenemos cuerpos, para la sociedad nosotr@s tenemos penes y vaginas exclusivamente, nuestros cuerpos son vulnerados constantemente, censurados y negados, existimos en razón de nuestros genitales, pues para la sociedad nuestra razón de ser es el sexo, nuestro cuerpo esta pues empeñado, hasta que nos lo devuelvan o hasta que hagamos lo que vengo a proponer; declarar una anarquía sexual.
 
Vengo pues a exigirle a esta sociedad que me devuelva mi cuerpo, me declaro en anarquía sexual y por tanto rechazo cualquier autoridad sobre mi cuerpo y mi sexualidad, no mas dominaciones, no mas imposiciones, me declaro libre de tener sexo con uno, con mil, o con millones, con un hombre, con una mujer, con un hombre trans, con una mujer trans o con todos al mismo tiempo, me declaro libre para acariciarme y consentirme, me declaro libre para permitir que me acaricien, me declaro libre para prohibir que me violenten, y sobre todo me declaro libre para decidir, decidir quien me toca y quien no, cuando me tocan y cuando no, si me embarazo, aborto o no.
 
Ahí esta pues la invitación, revelémonos sexual y corporalmente, exijamos nuestros cuerpos, con recibo incluido, para que nos aseguremos de que jamás volverá a suceder, espero ver mujeres dueñas de sus cuerpos, territorios únicos y propios para la creación y la germinación de la libertad, si no tenemos nuestros cuerpos, acaso ¿podemos asegurar que tenemos algo?, si nuestros cuerpos no son libres, ¿existe la libertad? No mas machos penetradores sin sentimientos, conciencia ni afectividad, no más mujeres violentadas, invisibilizadas y sin disfrute consiente de la sexualidad, no más personas no heterosexuales despojadas de su cuerpo y de su identidad.
 
Desde este preciso instante declaró la anarquía sexual, todos los cuerpos son libres, espero encontrar otr@s anárquic@s dispuest@s a disfrutar libre, plena y conscientemente de sus cuerpos y de su sexualidad, esperare pues cruzarme con algun@s y disfrutar de la libertad.
 
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Mi casa era un cuartel militar y tenia la “moderna” política del “Don´t ask, don´t tell”
 
Por Juan Carlos Montoya Blandón
 
Hace algún tiempo me encontraba departiendo con unas compañeras y compañeros heterosexuales sobre nuestras experiencias sexo-afectivas, uno de ellos al notarme tan sereno hablando de mis (homo)vivencias me arribo con las previsibles preguntas que genéricamente se nos hace a los jóvenes homosexuales… ¿Y tu familia sabe que sos gay? ¿Sabe de tus cuentos? … Recuerdo bien que en ese momento no diferencie el contenido de cada una de las preguntas que aunque se me formularon de manera  conjunta y parecieran relativamente similares, ahora que las he pensado bien debo decir que tienen cargas totalmente diferenciadas. Mi única respuesta para ambas preguntas no fue más allá de unas cuentas palabras sueltas sin mayor detenimiento al enunciarlas; ellos saben pero no preguntan…
 
“Ellos saben pero no preguntan”… “¿Ellos saben pero no preguntan?”; mi respuesta se podría explicar como un  -Sí, mi familia conoce de mi orientación sexual pero desconocen como la manejo-, es decir, saben que soy gay, pero del tema ni preguntan, ni les comento. Tal vez la inmediatez o soltura del momento no me dio espacio ni oportunidad para  cuestionarme sobre la respuesta que di a ambas preguntas y todo lo que esta representaba en mi vida, fue después de pensar y repensar la respuesta misma que logre ver como esta frase de reducidas palabras definía por completo las superficiales relaciones interfamiliares que sostenía con mi madre, mi  padre, hermanas y hermano, y fue desde ese momento en que viendo claras las cosas me vi esclavizado a algo tan nauseabundo como la política del “Don´t ask, don´t tell” (entiéndase “No preguntes, no lo digas”) del ejercito yanqui, me pensé como aquellos militares americanos que en algún momento validaron y aún validan la invisibilidad de su condición sexual por razones de –fuerza- de Estado, como si esta política como tal no atentara abiertamente contra la razón misma del Estado moderno que considero son, o bueno, deberían ser las libertades individuales de sus ciudadanas y ciudadanos.
 
En casa no se trataba ya de salir o no salir del closet, ya se sabia que el jovencito era gay, se trataba entonces de no hablar de “eso” porque era “vergonzoso”, de no hablar de lo que no se tenia que hablar porque eso es privado, de no hablar de algo que podría herir o atentar contra la susceptibilidad heterosexual de mi padre patriarcal, mi madre hembrista o mi hermanito un tanto homofóbico. Y me encontré entonces a gusto dentro de la matriz de esta política oscuramente homófoba y represiva, y muy seguramente mi familia estaría pensando “La homosexualidad de Juan Carlitos estará –bien- mientras se mantenga oculta” ó “… Mientras menos se hable de –eso- es más probable que él cambie”.
 
Debo confesar que tuve prolongados tiempos y espacios de reflexión para poder digerir todo lo que ha simple vista no vi antes pero que ahora con un poco de conciencia político-gay era más que evidente, me sentí mal por mi, me sentí no solo abusado por esta política, de alguna forma me sentí también abusado por mi familia y en especial por mí mismo.
 
Después de todo y a partir de eso entendí que las cosas en casa debían de cambiar profundamente, de alguna forma logre entender lo difícil que debía ser para ellas y ellos manejar mi cuestión (homo)sexual, y claro, no los culpo porque tal como las ha moldeado y los ha moldeado el sistema (¿o será deformado?)  encuentro que ellas y ellos configuran el modelo de familia nuclear de madre y padre ejemplares, todas y todos conservadores, hijas e hijos nutridos de valores católicos y con mentalidades totalmente heterocentradas (a excepción de la oveja negra –o diré rosa- que escribe estas palabras). Y sí, “por mi culpa, por mi culpa y por mi gran culpa” porque también fui yo quien desde el permanecer con la boca cerrada y con las plumas escondidas aportaba a la construcción de este espacio familiar como una zona cerrada donde mi (homo)sexualidad no era tan válida o en sí no era válida como la heterosexualidad de mis hermanas o hermano o de mi madre o mi padre, pensarlo así hizo encontrarme con ese Yó que no era capaz de adelantar las transformaciones desde su micro círculo de interacción familiar no solo porque este era un contexto algo agreste con lo “raro” o lo “diferente” sino también por miedos irregulares, miedos que me mantenían maniatado, miedos que me auto-invisibilizaban, que vulneraban mis libertades y claro, yo idiotizado cediendo mis derechos sin mayor preocupación…
 
Ahora puedo decir que es y ha sido muy enriquecedor haber despertado de ese sosiego. Gracias a mi curioso compañero heterosexual por su trillada pregunta pude cuestionarme, cuestionar y transformar. Desde entonces he venido adelantando un proceso personal donde revaluó mis relaciones familiares y la relación conmigo mismo constantemente. Decidí no apostarle más a ese jueguito macabro del  “Don´t ask, don´t tell” porque poder hablar, poder compartir, poder hacerme escuchar es poder ser y poder vivir y hoy más que antes me represento orgullosamente como un hombre abierta y políticamente gay no solo desde lo público a través del activismo LGBT o con mis amigas, amigos/compañeras, compañeros sino también desde mí frente a mi pequeño micro círculo familiar.
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